“Desarrollar un envejecimiento productivo es una tarea transversal, intergeneracional e interprofesional”
“Desarrollar un envejecimiento productivo es una tarea transversal, intergeneracional e interprofesional”
Sociólogo Gonzalo Ojeda explica el paradigma de que el adulto mayor “se produce a sí mismo”.
Tras el paradigma que afirmaba que cuando las personas se hacen viejas se desvinculan de todo, y el del envejecimiento activo promovido por la Organización Mundial de la Salud, surge uno nuevo: el envejecimiento productivo. Según este paradigma, el adulto mayor se produce así mismo, es el sujeto de su propia vida. Así lo explica el sociólogo Gonzalo Ojeda, quien fue uno de los expositores en el encuentro “El adulto mayor: ¿sujeto u objeto de las políticas sociales?”.
La actividad fue organizada en conjunto por el Instituto de Sociología, la Escuela de Trabajo Social y el Convenio de Desempeño Gerópolis UV, y abordó de forma interdisciplinaria diferentes situaciones relacionadas con la vejez: el sistema de pensiones, el trabajo, los cuidadores y los cuidados, la educación y la asociatividad.
“Este seminario tiene el objetivo de desarrollar el tema de la vejez en las ciencias sociales: sociología, trabajo social, derecho, economía, etcétera. Y sobre todo desarrollar y promover la investigación en todas las disciplinas que tienen que ver con el envejecimiento”, explica Gonzalo Ojeda, añadiendo que “el envejecimiento es transversal a todas las disciplinas, como también en la política es transversal a todos los ministerios; sin embargo, el único ministerio que se ha preocupado en forma particular y permanente de este tema es el Ministerio de Salud, otros han hecho algunos avances, pero muy poco”.
La proporción se acorta
Destaca el académico —quien es magíster en Sociología por la Universidad París VIII y magíster en Gerontología Social por la UV— que la población adulta mayor aumenta considerablemente: “Ya estamos en un 17,5 por ciento de la población adulta mayor en Chile, y Valparaíso es una de las ciudades más envejecidas de Chile, por distintas razones: una es que los jóvenes se van, otra es que llegan muchos viejos a pasar su jubilación aquí”.
De esta forma, dice, “la proporción de viejos y jóvenes se acorta; antes había muchos más jóvenes que viejos y ahora empieza a igualarse. Eso tiene una gran importancia para el conjunto de la sociedad. Y la Universidad tiene el compromiso de vincularse con el medio, de tomar los problemas que existen en la sociedad, reflexionarlos, investigarlos y hacer sus aportes. Sacarlos del aula también: es muy importante investigar, muy importante enseñar, pero también aportar a la sociedad”.
Los paradigmas
“El paradigma del envejecimiento productivo” fue el tema expuesto por Gonzalo Ojeda en el encuentro. Explica que “es una tesis que surge de todo un proceso histórico. El primer paradigma, que se desarrolló durante muchos años, era la desvinculación: el viejo se desvincula, jubila no sólo del trabajo sino socialmente, jubila de la actividad social, política, cultural, sexual, etcétera. Ese es un paradigma, una visión, y esa visión de la vejez se transforma en relaciones sociales: al viejo se le aísla, el viejo también se aísla por la influencia de este paradigma. ¿Y cuál es el producto de eso, el instrumento?: el asilo, la cárcel para viejos”.
Otro paradigma, continúa el profesor, “fue el del envejecimiento activo promovido por la Organización Mundial de la Salud. ¿Qué significa?: mejorar la salud de los adultos mayores atacando los estilos de vida negativos. Es decir, dejar de beber alcohol en exceso, dejar de fumar, hacer ejercicio y desarrollar una dieta sana. Pero eso es insuficiente. Porque en primer lugar la Organización Mundial de la Salud no toma en cuenta el trabajo, y una de las principales causas de las enfermedades y del deterioro de la salud de las personas es el trabajo: el clima laboral y las condiciones físicas del trabajo. Y tocar el trabajo es tocar muchos intereses”.
Entonces, entra el paradigma del envejecimiento productivo: “Productivo porque uno se produce a sí mismo. O sea, yo soy productor de mi vida, soy sujeto, yo decido: yo decido, como viejo, lo que quiero hacer. Yo decido seguir vinculado, seguir trabajando, seguir activo, o yo decido lo contrario, porque esto implica una cierta libertad. Yo decido seguir activo en la sociedad y también aportar a la sociedad. O sea, yo produzco mi vida y contribuyo a producir la sociedad que queremos”.
Sujetos plenos e iguales
Ello implica, detalla Ojeda, “en primer lugar, personas que son sujetos, que son libres, que se desarrollan plenamente, con todo su potencial; relaciones sociales donde interactuamos de igual a igual, entre jóvenes, viejos, niños, adultos y más viejos —ahora está surgiendo lo que llaman cuarta edad, a partir de los 85 años—. Interactuamos de una manera libre, reconociéndonos, respetándonos, reconociendo las distintas fases y roles de cada uno, escuchando. El viejo también, si quiere ser productivo, tiene que escuchar a los jóvenes, para que a él lo escuchen”.
Para que esa vejez productiva sea posible, es necesario “ir creando instrumentos prácticos. Por ejemplo, llenar de ascensores los cerros de Valparaíso, para que todos los viejos que viven en los cerros puedan caminar, subir, bajar de una manera saludable. Por ejemplo, facilitar con sistemas de educación que los viejos logren manejar todos estos instrumentos digitales, o escribir a través de estos medios. Cuando hay un paradigma —que significa una visión del mundo—, relaciones sociales e instrumentos, eso significa también crear condiciones físicas, materiales para que esta idea de libertad, de ser sujeto, se realice. Porque de lo contrario es pura palabrería”.
Hay avances, pero falta
Para el sociólogo, aunque en Chile hay mucho por hacer para que las personas alcancen el envejecimiento activo, sí se ha avanzado en el tema. Señala: “Yo estoy trabajando esto hace más de veinte años, y he notado que hay avances. Por ejemplo, en el primer gobierno de Michelle Bachelet se conoció el Pilar Solidario, que significa una pensión para todas las personas, en particular para las mujeres que no han cotizado. El Auge también es un avance. La Universidad de Chile de Santiago, la Universidad Católica de Santiago, han desarrollado programas e investigaciones. Estamos transitando hacia una situación un poco mejor que la que había antes”.
Sin embargo, añade, “falta mucho. Por ejemplo, en las comunicaciones; en la televisión, por ejemplo, es terrible cómo se ensalza la juventud y cómo se estigmatiza la vejez. Todos esos programas para embellecer la figura de la mujer —lo que es bastante machista— qué significan: que a medida que tú envejeces tienes que disfrazar tu físico, que la persona que tiene canas o que la mujer con cierta edad ya no sirve. En el caso de la mujer es mucho peor, porque cuando la mujer llega a la vejez está en peores condiciones que el hombre, físicas e intelectuales, porque no tuvo toda la educación, y materiales porque tiene pensiones más bajas”.
A juicio de Gonzalo Ojeda, “la labor de los comunicadores, de los periodistas, debiera ser también desarrollar este paradigma. Hay que dejar de hablar de ‘abuelito’, ‘abuelita’, ‘viejito’ o ‘viejita’. A mí eso me recuerda cuando en Francia a los niñitos negros les tocaban el pelo y decían ‘qué bonito el niñito’, ¿y por qué no hacían eso con los blancos? Al abuelito se le minimiza, se le invisibiliza. La tarea de desarrollar un envejecimiento productivo es una tarea transversal, una tarea intergeneracional, interprofesional”.
Finaliza afirmando el sociólogo: “Hay personas que siguen aportando hasta muy viejos (y hay otros que ni siquiera aportan cuando tienen veinte años). La idea es aportar al desarrollo de una sociedad más equilibrada. Más feliz”.